Defectos Especiales.

23/9/08


Wanted (2008) de Timur Bekmambetov.

Del director que nos aburrió con Guardianes de Noche (Nochnoy dozor, 2004) y que nos desesperó con Guardianes de Día (Dnevnoy dozor, 2006) llega Wanted, una adaptación del cómic de Mark Millar y J.G. Jones. Película que tiene como máximo atractivo a Angelina Jolie y los efectos especiales, un atractivo que va perdiendo fuerza a medida que avanza la película.

Wanted es la historia de Wesley Allan Gibson (James McAvoy), un gestor de cuentas de una de tantas empresas que es captado por Fox (Angelina Jolie) para una hermandad milenaria de asesinos capitaneada por Sloan (Morgan Freeman). Resulta que el tal Wesley es uno de ellos, una raza especial de asesinos que mata a la gente por el bien de la humanidad ¿?. Fox le da la noticia que su padre a sido asesinado por un tal Cross (Thomas Kretschmann), y que el lleva sus genes y que lo van a preparar para matar a este y de paso para convertirlo en un asesino de la hermandad.

La película se convierte en una serie de pruebas que tiene que pasar el protagonista hasta que al final se convierte en lo que el grupo de asesinos quieren. Entre prueba y prueba, toneladas de efectos especiales e intentar que la Jolie aparezca sensual, aunque sea comiéndose un bocadillo. Con lo cual las dos principales bazas de la película se convierten en su principal lastre y en su perdición.

No pasa lo mismo con el personaje de Wesley, un personaje mas digno de El Club de la Lucha (Fight Club, 1999) un hombre de fin de milenio disgustado consigo mismo y con lo que le rodea. Todo ello dibujado en los dos mejores momentos de la película: el prologo y el epilogo protagonizados por McAvoy. Wesley es un hombre torturado en todo los sentidos, maltratado por todas las personas que lo rodean y que no es capaz de salir del bache en el que se encuentra si no es con ayuda de medicación.

En resumen esta película al igual que el resto de la filmografía del director es perfectamente olvidable. Su paso por salas de exhibición es tan solo un paso más para su salida en DVD en ediciones superespeciales.

My Sassy Girl (Yeopgijeogin geunyeo, 2001) de Jae-young Kwak.

21/9/08


Dentro de la actual cinematografía surcoreana tan solo suelen llegar a nuestras latitudes películas de acción, terror y monstruos. Sin embargo, la producción de comedias y dramas es abundante en esta cinematografía asiática. Tal es el caso de My Sassy Girl de Jae-young Kwak. La película en cuestión esta basada en una novela que a su vez esta basada en el blog personal de Ho-sik Kim. En sus posts el autor narraba la relación muy especial que este tenia con una chica con la que estaba saliendo.

La cinta trata de cómo Kyun-woo (Tae- Hyun Cha), conoce a una chica borracha en el metro de Seul. Esta tras vomitar sobre uno de los pasajeros la toman por la novia del protagonista, el se la llevara a un motel, y a partir de hay empezaran a salir. Ella es una chica posesiva y obcecada que llevara de cabeza a Kyun – Woo, le hará cumplir todos sus deseos bajo la amenaza de “¿Quieres morir?”. A pesar de las palizas que esta le propina el chico seguirá con la relación hacia delante debido a la costumbre que este tiene de recibir palos por parte de su madre.

My Sassy Girl es una cinta con una trama muy sencilla y unos personajes muy interesantes. Sin embargo la duración de la película es su principal defecto, tratar de estirar una trama tan simple durante más de dos horas hace que se resienta el interés que existe sobre la cinta desde un principio. También se resiente aunque en menor medida los personajes, tanto Kyun – woo, estudiante de ingeniería (parece que son iguales en todo el mundo) como el personaje femenino interpretado por Gianna Jun, que no deja de sorprender a lo largo de la película. Pero a medida que avanza la película se revela como un personaje incapaz de vivir en el mundo en el que le ha tocado, al igual que los personajes femeninos de sus “guiones” que siempre vienen del futuro. Y que camufla su debilidad a través de una actitud ruda hacia su “pareja”.

A pesar de lo brillante de los personajes una sombra se cierne sobre ellos, quizás no sean tan originales como parezcan. Tanto en el manga como en el anime, extendidos por todo Asia, existe este arquetipo de relación sentimental en el que por un lado existe un chico sumiso ( que encarna el amor ciego) y por otro lado el de la chica dominante (que encarna el la obligación de la relación). A pesar de los caracteres preestablecidos, que se mantienen en la película en cuestión, siempre existe el giro de tuerca final en el que ambos se transforman ella se convierte en sumisa y tímida y él toma las riendas de la relación. Y es así como sucede en My Sassy Girl que tiene una adaptación a viñetas.

En definitiva a pesar de la duración de la película que acaba destrozando las expectativas que se ponen en ella al principio de la película, My Sassy Girl, de la cual se ha hecho un remake en USA en 2008, es una buena comedia romántica, muy por encima de la media de lo que nos llega de Hollywood.

Monstruos de andar por casa.

5/9/08


The Host (Gwoemul, 2006) de Boong Joon-ho

Desde los años sesenta en la cinematografía surcoreana existían una serie de subproductos cinematográficos que intentaban pasar por películas de Hong Kong, en el caso de las películas de acción, o se intentaban hacer kaiju eiga a la japonesa. La primera película de este tipo de producción íntegramente surcoreana fue Pulgasari (1962) de Kim-Hyung-Jae. De la que existe un curioso remake norcoreano con una curiosa historia, en la que, Kim- Jong – Il, dictador que gobierna en Corea del Norte, secuestra al director surcoreano Shing Sang-Ok para realizarla en 1985 bajo el mismo titulo, en la que el monstruo representaba la amenaza occidental capitalista. Sin embargo, la más popular de todas es Younggary (1967) de Kim-ki-deok, con un monstruo reptiloide como protagonista. Por lo tanto, The Host no es ninguna novedad en el aspecto genérico. Los rumores de una precuela de la película y el estreno de D-Wars (2007) de Hyung Rae Shin, garantizan la buena salud del género. Esta película es también fruto del milagro cinematográfico coreano de principios de década a través de la imposición de unas cuotas a los exhibidores que favorecían a las cintas nacionales.

Una de las principales cualidades de The Host, desde la posición de blockbuster, es la de pervertir los géneros, hay que recordar que el director es un gran aficionado al género fantástico, y ahí es donde reside su habilidad para desarmar los mecanismos de las monster movies al uso. Tan solo tarda 30 minutos en mostrarnos el origen, el modus operandi y el refugio del monstruo. Este está rodeado de claridad y en ningún momento existe oscuridad a su alrededor, y por tanto ninguna sombra de duda, todo son certezas en el entorno, son los humanos aquellos que crean las incertidumbres. Por otro lado, en esa perversión del género incluye pinceladas de comedia, el drama, el realismo, sobre todo esto último que transpira, a través de los escenarios, lugares estrechos y comunes que siempre ocultan algún secreto. Estos lugares aportan un sensación de miedo, desconcierto e inestabilidad. Este es un rasgo característico en la filmografía del director: en Memories of a Murder (2003) era un pequeño pueblecito y en Barking dog never bites (2000) era un edificio vulgar. Esos lugares se convierten en cotos de caza en los que los cazados pasan a ser cazadores y convierte el territorio en suyo. Dichos cazadores son perdedores enfrentados a algo que les supera, en este caso un monstruo del que conocemos todo y que el director utiliza como una excusa, al igual que Hitchcok en Los Pájaros (1963), para hablar de un grupo de personas, en este caso, al igual que en la película de Hitchcok, de una familia para los que el monstruo representa un catalizador. De este personaje se puede obtener cierta lectura política en la que se representa lo desunida que está la sociedad surcoreana y la desprotección del ciudadano frente al sistema.

Pero es la crítica social la que prevalece durante toda la película, Boong Joon-ho licenciado en sociología lo hace notar en toda su filmografía, la película no solo habla de la desprotección de los débiles sino que hace patente la corrupción del estado. El realizador no duda en parodiar a las autoridades a través del slapstick, al más puro estilo Keaton, o simplemente mostrando su incompetencia a la hora de gestionar una crisis, para mostrar un país poco independiente en el que los americanos pueden hacer lo que quieren. Aunque el realizador se toma su venganza personal y muestra a los americanos tal y como son mostrados los asiáticos en el cine made in USA, como unos incompetentes paranoicos.

En cuanto a los protagonista el realizador deja de lado a los héroes para abordar la épica a partir de un grupo de personas anónimas; desde el vagabundo, a la niña, pasando por el hombre mayor en representación de la generación que vivió la dictadura, el licenciado parado que se manifestó para conseguir que su país fuera democrático y no ha conseguido nada a cambio, la mujer falta de confianza que no esta segura de sí misma y que no es capaz de ganar un campeonato de tiro al arco o el hombre maduro en el que no se confía por ser diferente al resto de la sociedad, pero serán ellos y solo ellos los que conseguirán derrotar al monstruo a pesar de la exclusión que estos sufren.

En definitiva, nos encontramos con un producto populista destinado a todos los públicos, así lo cerciora la elección del reparto que va desde la jovencísima Ko Ah –sung, popularísima entre el publico infantil, hasta el veterano Beiyon Hie-bong, que a participado en las tres películas de Boong Joon-ho, pasando por el multitudinario Song Kang-ho. Es un producto cinematográfico en el sentido más amplio de la palabra destinado a las recientísimas multisalas surcoreanas y en el que se puso en su momento todas las esperanzas para recuperar la audiencia autóctona, para ello utiliza de manera magistral el relato clásico con un inicio arrebatador, un planteamiento excepcional y una brillantísima media hora final.

Kabul Express de Kabir Khan (2006)

2/9/08


Kabul Express es una producción atípica dentro de la industria de Bollywood. En primer lugar por el realizador: Kabir Khan realizador de documentales. Este aborda su primer film de ficción desde un punto de vista crítico poco usual en el cine indio. Y en segundo lugar, porque rompe con la industria de Mumbay, tanto por la duración, tan solo 106 minutos aunque eso si con interludio, como por la inexistencia de números musicales.


La película tiene su punto de partida en el ataque a las torres gemelas y la posterior guerra de Afganistán. Sin embargo, esta se centra en las consecuencias de una guerra oficialmente finalizada pero que todavía continua. La labor de Khan tras la cámara consiste en reflejar sus experiencias como documentalista tras caer el gobierno talibán en Kabul. El director no se limita a reflejar en la película los efectos de la guerra, sino que decide rodar la cinta en Afganistán, en medio de todo el alboroto tras la guerra. En la que el director deja entrever un acento a cinema verité, a través de la utilización de talibanes, muyaidines, y otros personajes reales dentro de la película, o al menos todo lo que permite una industria tan sumamente sesgada estética,política e ideológicamente como es la de Bollywood.


Khan nos muestra 48 horas en la vida de dos periodistas indios que van a entrevistar a unos talibanes a Afganistán. La entrevista no tiene lugar pero en el camino de vuelta la pareja de reporteros y su guía, un afgano que odia a los talibanes, son secuestrados por un talibán, que en realidad es un exmilitar paquistaní, que trata de llegar a la frontera con Paquistan para poder llegar a su país con total impunidad, a mitad de camino se encontraran con una foto periodista norteamericana.


Nos encontramos con una película de carácter apolítico, en este aspecto la podríamos calificar como leve, quizás la falta de costumbre dentro de la industria hace que la falta de costumbre pese sobre los realizadores, en la que se aboga por la conciliación del pueblo afgano, algo difícil debido a la cantidad de etnias existentes en el país. En esta película nadie es lo que parece, Imran 'Talib' Khan Afridi, el talibán que retiene a los periodistas, es un hombre atormentado por el rechazo que sufre por parte de su hija, la periodista norteamericana, no es como el resto de los norteamericanos, no reconoce la diferencia entre Pepsi y Coca Cola ya que ni siquiera las a probado. El guía, un hombre en principio apacible, odia a muerte a los talibanes, y los reporteros indios pasan de periodistas a mediadores, son ellos los que establecen los puentes entre las diferentes comunidades que conviven en el todo terreno que le da nombre a la película. Los reporteros están más interesados en conocer desde dentro el problema que en hacer un reportaje.

El director opta por mostrar la posguerra desde un punto de vista occidentalista, perdiéndose así, tanto la experiencia como realizador de documentales de Kabir Khan, como el poder mostrar una óptica del post-conflicto completamente diferente a la que estamos acostumbrados. En ese sentido se anulan los juicios de valor ya que se muestras tanto a las etnias afganas como a los talibanes como victimas de una situación provocada por no se sabe quien.


En definitiva Kabul Express es una cinta interesante en cuanto a lo que se aleja de la producción comercial de Bollywood. Intenta aprovechar el tirón de John Abraham, protagonista de Dhoom y Jism, una estrella emergente que no acaba de despegar. Sin embargo, a pesar de la rareza de esta producción de Yash Raj Films con Aditya Chopra al frente, la opera prima de Kabir Khan es un película fallida en la que no encuentra un equilibrio entre forma y fondo. Se trata de un director que añora su pasado como realizador de documentales, y justo en esa tensión es donde el relato falla. Frente al preciosismo estético de las imágenes nos encontramos con una inconsistencia narrativa que da lugar a cierta perdida de interés a medida que avanza el relato.