The Host (Gwoemul, 2006) de Boong Joon-ho
Desde los años sesenta en la cinematografía surcoreana existían una serie de subproductos cinematográficos que intentaban pasar por películas de Hong Kong, en el caso de las películas de acción, o se intentaban hacer kaiju eiga a la japonesa. La primera película de este tipo de producción íntegramente surcoreana fue Pulgasari (1962) de Kim-Hyung-Jae. De la que existe un curioso remake norcoreano con una curiosa historia, en la que, Kim- Jong – Il, dictador que gobierna en Corea del Norte, secuestra al director surcoreano Shing Sang-Ok para realizarla en 1985 bajo el mismo titulo, en la que el monstruo representaba la amenaza occidental capitalista. Sin embargo, la más popular de todas es Younggary (1967) de Kim-ki-deok, con un monstruo reptiloide como protagonista. Por lo tanto, The Host no es ninguna novedad en el aspecto genérico. Los rumores de una precuela de la película y el estreno de D-Wars (2007) de Hyung Rae Shin, garantizan la buena salud del género. Esta película es también fruto del milagro cinematográfico coreano de principios de década a través de la imposición de unas cuotas a los exhibidores que favorecían a las cintas nacionales.
Una de las principales cualidades de The Host, desde la posición de blockbuster, es la de pervertir los géneros, hay que recordar que el director es un gran aficionado al género fantástico, y ahí es donde reside su habilidad para desarmar los mecanismos de las monster movies al uso. Tan solo tarda 30 minutos en mostrarnos el origen, el modus operandi y el refugio del monstruo. Este está rodeado de claridad y en ningún momento existe oscuridad a su alrededor, y por tanto ninguna sombra de duda, todo son certezas en el entorno, son los humanos aquellos que crean las incertidumbres. Por otro lado, en esa perversión del género incluye pinceladas de comedia, el drama, el realismo, sobre todo esto último que transpira, a través de los escenarios, lugares estrechos y comunes que siempre ocultan algún secreto. Estos lugares aportan un sensación de miedo, desconcierto e inestabilidad. Este es un rasgo característico en la filmografía del director: en Memories of a Murder (2003) era un pequeño pueblecito y en Barking dog never bites (2000) era un edificio vulgar. Esos lugares se convierten en cotos de caza en los que los cazados pasan a ser cazadores y convierte el territorio en suyo. Dichos cazadores son perdedores enfrentados a algo que les supera, en este caso un monstruo del que conocemos todo y que el director utiliza como una excusa, al igual que Hitchcok en Los Pájaros (1963), para hablar de un grupo de personas, en este caso, al igual que en la película de Hitchcok, de una familia para los que el monstruo representa un catalizador. De este personaje se puede obtener cierta lectura política en la que se representa lo desunida que está la sociedad surcoreana y la desprotección del ciudadano frente al sistema.
Pero es la crítica social la que prevalece durante toda la película, Boong Joon-ho licenciado en sociología lo hace notar en toda su filmografía, la película no solo habla de la desprotección de los débiles sino que hace patente la corrupción del estado. El realizador no duda en parodiar a las autoridades a través del slapstick, al más puro estilo Keaton, o simplemente mostrando su incompetencia a la hora de gestionar una crisis, para mostrar un país poco independiente en el que los americanos pueden hacer lo que quieren. Aunque el realizador se toma su venganza personal y muestra a los americanos tal y como son mostrados los asiáticos en el cine made in USA, como unos incompetentes paranoicos.
En cuanto a los protagonista el realizador deja de lado a los héroes para abordar la épica a partir de un grupo de personas anónimas; desde el vagabundo, a la niña, pasando por el hombre mayor en representación de la generación que vivió la dictadura, el licenciado parado que se manifestó para conseguir que su país fuera democrático y no ha conseguido nada a cambio, la mujer falta de confianza que no esta segura de sí misma y que no es capaz de ganar un campeonato de tiro al arco o el hombre maduro en el que no se confía por ser diferente al resto de la sociedad, pero serán ellos y solo ellos los que conseguirán derrotar al monstruo a pesar de la exclusión que estos sufren.
En definitiva, nos encontramos con un producto populista destinado a todos los públicos, así lo cerciora la elección del reparto que va desde la jovencísima Ko Ah –sung, popularísima entre el publico infantil, hasta el veterano Beiyon Hie-bong, que a participado en las tres películas de Boong Joon-ho, pasando por el multitudinario Song Kang-ho. Es un producto cinematográfico en el sentido más amplio de la palabra destinado a las recientísimas multisalas surcoreanas y en el que se puso en su momento todas las esperanzas para recuperar la audiencia autóctona, para ello utiliza de manera magistral el relato clásico con un inicio arrebatador, un planteamiento excepcional y una brillantísima media hora final.
Monstruos de andar por casa.
5/9/08
Publicado por Miguel Pérez en 17:56:00
Etiquetas: Boong Joon-ho, Korean cinema
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